El verano es una de las mejores épocas para que mi marido este siempre dispuesto a follar, ya que su trabajo coge casi todo el tiempo y casi nunca tiene tiempo para darme una alegría, así que cuando rebaja sus horas laborales aprovecho para coger todo el tiempo perdido.
Ademas el calor le cambia el chip bastante, poniéndolo cachondo y dándome bien dentro con su polla, provocando que me corra cada dos por tres y me quede exhausta, a la espera de que al siguiente día este listo para otro asalto y me termine reventando el coño.